La mujer adicta, diferencias de género en el consumo de sustancias
- ¿Existen diferencias entre hombres y mujeres relacionadas con el consumo de drogas?
- ¿En qué porcentaje hay hombres y mujeres adictos?
- ¿Existen diferencias en la clase de tóxico?
- ¿Quién pide más ayuda?
- ¿Existen diferencias en el pronóstico de tratamiento?
Nos gustaría reflexionar sobre el rol de la mujer en el consumo de sustancias y las dificultades que tiene la mujer adicta, por el hecho de ser mujer, en el acceso a tratamiento. En el post de hoy hablaremos de la mujer adicta y las diferencias de género que existen en el consumo de sustancias.
Diferencias de género en el consumo de sustancias
Las diferencias entre mujeres y hombres presentes en la sociedad se reflejan también en el consumo de drogas. De ahí, que los roles de género se manifiesten en los contextos de usos de drogas.
El consumo de drogas no tiene el mismo significado para hombres y mujeres, ni es valorado del mismo modo por los demás. Mientras que en el caso de los hombres el consumo de drogas es percibido como una conducta natural, social y culturalmente aceptada (salvo extremos donde la adicción a las drogas aparece asociada a una conducta violenta, temeraria o antisocial), entre las mujeres supone un reto a los valores sociales dominantes.
Por ello, las mujeres adictas a las drogas soportan un mayor grado de sanción/reproche social que los varones, lo que se traduce en la presencia de menor apoyo familiar y social.
Mujeres adictas al alcohol
En el caso del alcoholismo, hay algunas diferencias entre los hombres alcohólicos y las mujeres adictas.
En este sentido, los varones suelen beber fuera de casa y llegar a casa con altos niveles de alcoholemia. Las mujeres, por el contrario, son más proclives a beber en sus casas, a escondidas y ocultando botellas y vasos.
Estudios recientes ponen de relieve la importancia de los factores sociales en la percepción que se tiene de la mujer adicta en relación con el hombre alcohólico, así mientras que el 50% de las personas desaprobarían fuertemente a una mujer bebida en una fiesta, sólo el 30% desaprobarían a un hombre bebido, existiendo una mayor sanción social para las mujeres.
Mujer adicta a las drogas
Respecto al tratamiento de la mujer con un problema de abuso de sustancias, debe adecuarse a las diferencias biológicas que la separan del hombre, pero también a los factores sociales y ambientales únicos del género femenino.
Todos estos factores van a influir en la motivación para usar drogas, las razones para buscar tratamiento, los tipos de ambiente donde es tratada la persona o el tratamiento más eficaz.
Muchas circunstancias de la vida afectan a las mujeres de modo preferencial, lo cual requiere un enfoque de tratamiento especializado.
Diferencias en el tratamiento
A pesar de que la prevalencia del consumo de drogas en mujeres es cada vez mayor, esto no se refleja en el tratamiento, dónde son hombres la gran mayoría de las personas que acuden a los servicios de tratamiento especializados.
La mujer no busca ayuda profesional con la misma frecuencia que el hombre, ya que ciertos temores son disuasorios de buscar una solución al problema. Numerosos estudios ponen de manifiesto como las mujeres intentan retardar la solicitud de ayuda hasta el momento en que las consecuencias sobre su salud o su vida familiar, social o laboral son devastadoras.
Esto explica el hecho de que a pesar de que los hombres abusen del alcohol el doble que las mujeres, las tasas de varones en tratamiento sean cuatro veces mayores que las de las mujeres.
Entre los factores distintivos en las mujeres que pueden influir en el proceso de tratamiento abarcan podemos encontrar:
1.- Existencia de barreras y miedos
Existencia de barreras para acceder al tratamiento por parte de las mujeres, o al miedo que genera el estigma social de mujer adicta. Miedo a no poder cuidar de los hijos, a las represalias de la pareja y la familia, a las sanciones de la autoridad sobre la custodia de los hijos…
La mujer adicta tiene miedo de ser estigmatizada y sufrir la exclusión de su pareja, su familia y su entorno más cercano. No en vano, la identidad social femenina se construye sobre la afectividad y las relaciones con los demás, y la desconexión social es una experiencia especialmente traumática para ellas.
2.- El estigma de la mujer adicta
Es innegable que cualquier tipo de consumo está más estigmatizado en las mujeres que en los hombres, ya que enseguida se relaciona el consumo de drogas en la mujer con otro tipo de ideas, como por ejemplo «mala madre» o «prostituta«, siendo en muchas ocasiones la propia presión social la que provoca la recaída y dificulta la búsqueda de ayuda y el reconocimiento del problema.
3.- Trauma físico y sexual
El trauma físico y sexual seguido del trastorno de estrés postraumático es más común en las mujeres adictas que en los hombres que buscan tratamiento.
4.- Problemas psiquiátricos, médicos y sociales
Las mujeres diagnosticadas con trastornos mentales y abuso de sustancias presentan una variedad de dificultades que requieren intervención múltiple (problemas de salud, inestabilidad en vivienda, sin techo, historia de abuso sexual).
5.- Desinterés u oposición de su entorno
El entorno de la mujer enferma rechaza su condición de adicta. A diferencia de lo que les ocurre a los hombres, que suelen verse apoyados por su pareja, su familia o sus amigos.
Las mujeres con un problema relacionado con las drogas se encuentran con el desinterés de su entorno o incluso la oposición abierta del mismo a la hora de iniciar un tratamiento por el consumo.
Esta diferencia en la respuesta del entorno social a los procesos de adicción a las drogas dependiendo del género del enfermo explica por qué muchas mujeres optan por ocultar el problema.
6.- Desvalorización personal
Las mujeres con una adicción perciben que han fracasado en su vida personal, familiar y social de manera más frecuente e intensa que los hombres con esta enfermedad. Esto se traduce en una desvalorización personal, tensiones y conflictos familiares y, en algunas ocasiones, violencia familiar.
7.- Otras diferencias
El embarazo y el cuidado de niños, la independencia financiera y la manera en la que ingresan al tratamiento (ya que es más probable que las mujeres busquen ayuda de un profesional de la salud general o mental).
Conclusiones
Así pues, las características sociales y biológicas distintas de las mujeres hacen que su tratamiento para dejar las drogas deba ser distintos al de los hombres y deba reconocer e incluir todas estas particularidades.
En la Clínica Universitaria Síndrome, tenemos en cuenta la idiosincrasia de las mujeres en el diseño del tratamiento, para favorecer el éxito terapéutico y acompañar a la persona a lo largo de su proceso para aprender a vivir libre de drogas.