Piromanía, un trastorno de control de impulsos
Los pirómanos sufren un trastorno del control de los impulsos que los lleva a una conducta repetitiva de provocar incendios, sin motivo aparente, por una atracción desmedida hacia el fuego. La piromanía es un trastorno mental que requiere un tratamiento psicológico y psiquiátrico. En el artículo de hoy hablamos de la piromanía y el perfil del pirómano.
Las características del trastorno piromanía
- La presencia de una conducta reiterada de prender fuego
- La fascinación en la contemplación de este fenómeno
- El intenso interés por todos los elementos que le rodean
- Un aumento de la tensión antes de producirlo
- Alivio emocional una vez realizado
El perfil del pirómano
El perfil del pirómano es un varón joven, con una historia personal de frustraciones y desajustes emocionales, mal rendimiento escolar y profesional, y frecuentemente con otros trastornos psiquiátricos o defectos físicos.
La conducta pirómana sirve como un alivio a situaciones de vacío existencial, aburrimiento, frustración, rabia o deseo de protagonismo y es frecuente, el uso de alcohol u otros tóxicos que, con frecuencia, actúa como desencadenante del comportamiento alterado.
A este trastorno, que se va consolidando desde la infancia, se le une generalmente un cociente intelectual bajo y una personalidad aislada y poco sociable con dificultades para el aprendizaje.
Algunos de ellos llegan a mostrarse indiferentes, aunque el daño realizado haya significado la muerte de una persona, que indica que algunos de ellos buscan relacionarse con el departamento de bomberos, al que no pueden acceder debido a sus problemas intelectuales. De ahí que en ocasiones «se hacen voluntarios«.
¿Cómo inician el fuego?
Lo hacen habitualmente de una forma poco organizada o apresurada y, con frecuencia, también promueven falsas alarmas.
En el momento de iniciar el fuego, según declaran las propias personas que sufren el trastorno, se encuentran en un estado de «conciencia alterado, como de trance», aunque los psiquiatras matizan que «son conscientes de lo que hacen y no dan importancia a los daños personales o materiales que puedan causar».
Muchos se mantienen en las cercanías del fuego e incluso participan en las tareas de extinción o de búsqueda del culpable y cuando son detenidos se muestran colaboradores y, rápidamente, admiten sus hechos, aunque no sienten remordimiento o culpa por ello. No es raro que incluso se entreguen.
Tratamiento
Los psiquiatras creen necesario distinguir la piromanía en sentido estricto de los comportamientos incendiarios de personas con enfermedad mental, como esquizofrenia, trastorno bipolar o depresión, y de las conductas pirómanas de sujetos con trastorno antisocial de personalidad, en los que prima sobre todo «el afán de destruir y el sentimiento de omnipotencia asociado«.
También de otros casos de personas con enfermedad de alzhéimer u otra demencia que pueden iniciar un fuego de forma accidental. En cada caso hay que establecer el tratamiento adecuado y el de la piromanía, según los especialistas, se basa en el estudio psicopatológico individual.
Un tratamiento que incluye medidas farmacológicas, ya que cada vez se conocen mejor los mecanismos neurobiológicos de control de los impulsos, y también psicoterapéuticas, como las terapias de grupo o las de tipo cognitivo conductual. Los tratamientos son a largo plazo y en un porcentaje alto de casos, se produce una mejoría significativa.