Consecuencias del alcoholismo en la familia
Las familias que tienen hábitos de bebida distintos tienen mayores probabilidades de divorcio, según un estudio del Instituto Noruego de Salud Pública. Así, el riesgo de divorcio se triplica cuando uno de los miembros de la pareja bebe en exceso y el otro no. No obstante, si ambos miembros beben la misma cantidad de alcohol, a pesar de que esta sea elevada, las probabilidades de divorcio se mantienen bajas. En el post de hoy, trataremos el cómo afecta el alcoholismo a la familia, una de las muchas consecuencias de ser alcohólico.
Consecuencias del alcoholismo en la familia
El hecho de que sea la mujer quien beba en exceso parece estar relacionado de forma más consistente con el divorcio que en los casos en los que es el hombre quien bebe demasiado. En general, la sociedad no acepta el alcoholismo femenino de la misma manera que lo hace con los hombres. Otra explicación a este fenómeno es que cuando es la esposa quien bebe mucho, interfiere de manera más significativa en la vida de la familia que cuando lo hace el marido.
Y es que el alcoholismo siempre ha sido una fuente de conflictos familiares. En este sentido, en las familias con uno de sus miembros alcohólico se alteran determinadas situaciones cotidianas. Además, antes de aceptar que existe una enfermedad, se dan unas etapas que atraviesa la familia de un alcohólico.
A continuación, os enumeramos las principales consecuencias del alcoholismo en la familia:
1. Cambios de responsabilidades
Se produce un cambio en los papeles de la estructura familiar, se desdibujan los roles, tareas y responsabilidades de cada uno y se obliga al progenitor no alcohólico a asumir las funciones de aquel afectado por la adicción. En estas familias también se producen dificultades para establecer rutinas y planes ya que no se puede contar con que la persona alcohólica este siempre disponible. Esta situación crea incertidumbre e inseguridad en el resto de los miembros de la familia.
2. Se acaban los momentos de diversión
El ocio familiar también se ve resentido por las actuaciones del alcohólico, sus indisposiciones o sus comportamientos anómalos. La familia se encierra en sí misma, restringe su actividad social y se perpetua el consumo.
3. Problemas de comunicación
La persona con alcoholismo tiene problemas de comunicación, por un lado hay un mutismo absoluto sobre este problema frente a la sociedad mientras que por otro lado el problema puede ser el único tema de conversación dentro de la familia.
4. Abandono de los hijos
El consumo de alcohol, ademas, puede llevar al abandono de los hijos. Así, los niños menores de cinco años son más proclives a sufrir abandonos por parte de sus progenitores con un problema de adicción, mientras que los mayores de cinco años son más vulnerables al daño psicológico derivado de la enfermedad de sus padres.
Las consecuencias en los hijos de padres o madres con un problema de alcoholismo pueden ser las siguientes:
1.- Comportamientos antisociales: respuestas agresivas, hiperactividad, delincuencia y otros problemas de conducta.
2.- Problemas emocionales y psicosomáticos como asma o eneuresis.
3.- Dificultades sociales, retraso escolar, dificultad de concentración, bajo rendimiento escolar y absentismo escolar.
En muchas ocasiones son los hijos los que adquieren las responsabilidades de un padre ausente. Pueden sentirse avergonzados de la conducta de sus padres e incluso culpables de la misma. Como hemos dicho en otras ocasiones la adicción es una enfermedad familiar que afecta a todos los miembros del sistema.
Conclusión
Estas son algunas de las consecuencias que el alcohol tienen en el entorno familiar. Como hemos dicho anteriormente, la familia es un elemento primordial en el proceso de recuperación de un alcohólico. Ya no solo para recuperar el buen desarrollo de la vida en el hogar, sino para estrechar los lazos familiares y conseguir estar unidos.
Si necesitas ayuda para recuperar a tu familia, no lo dudes y ponte en contacto con nosotros. Incorporamos la familia al tratamiento de alcoholismo, ayudando así a afrontar la enfermedad y tratar los problemas que ésta haya podido generar en los miembros familiares. La recuperación es posible.