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La adicción al Whatsapp ya es una realidad

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Adicción invisible o adicción sin sustancia que gana cada vez más adeptos. La dependencia a las aplicaciones de mensajería instantánea ya es una realidad. Se trata de un trastorno del control de los impulsos. Comparte grupo con la adicción a las compras, la ludopatía, la cleptomanía, el uso adictivo de Internet y otros. Y concretamente en este post, vamos a tratar la adicción al Whatsapp, qué es y cuáles son sus síntomas.

 

¿Cómo se desarrolla la adicción al Whatsapp?

Toda actividad que provoca satisfacción en nuestra vida cotidiana, puede convertirse en una conducta adictiva si se pierde el control sobre su uso. Aparece la obsesión por la conducta, se desarrolla la tolerancia y la dependencia.

La tolerancia aparece por la necesidad de pasar más tiempo conectado, de enfadarse si no hay nadie en línea, de no poder estar alejado del teléfono, de no querer ir a sitios donde no se va a poder disponer de una buena wifi por si se acaban los datos. Esto impide realizar muchas actividades y desmotiva para viajar con la familia o hacer otras actividades sin llevar el móvil encima.

Una de las razones del enganche entre los adolescentes es comenzar a usarlo antes de tiempo. La aplicación está diseñada para usarla a partir de los 16 y sin embargo, se empieza a usar bastante antes. Los preadolescentes tienen más vulnerabilidad de desarrollarla porque interfiere en su proceso de madurez y es más difícil que ya tengan formada una personalidad donde concurran factores de protección. Al contrario, se pueden tener más factores de riesgo cuanto más joven se es.  

 

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Para los adolescentes es más difícil controlarlo. Son más sensibles a los estímulos cotidianos que despiertan su interés  El uso de esta comunicación ofrece las características idóneas para estimularles ya que es la época de reafirmarse en el grupo, la etapa en la que la figura del líder se define por el uso de la tecnología.

Es más adictivo que ver youtube, por ejemplo, porque hay una implicación de recompensa según la respuesta de otra persona, una necesidad de atención. Hay una dependencia emocional.

Pero no solo es un problema de gente joven, cada vez más adultos acuden a tratamiento por este trastorno. Se trata del  tipo de vínculo que el individuo establece con esta herramienta.

 

Síntomas de la adicción al Whatsapp

Síntomas de la adicción son:

  1. Altos niveles de ansiedad y de sobresalto si llegan mensajes, si no hay un cargador cerca, si el teléfono se va a quedar sin batería, etc.
  2. Se altera el ciclo de sueño que produce cansancio, alteraciones de concentración y de  memoria y otras.
  3. Hay un alto reforzamiento porque el cerebro recibe una sensación placentera al usar la red. Es la conducta aprehendida por  el circuito de recompensa. Pero el avance de la adicción hará que deje de serlo.
  4. Se dedica la mayor parte de su tiempo en ella aunque no sea para comunicarse. Por ejemplo, releyendo mensajes, cambiando las fotos del perfil y  el mensaje en el estado; pinchando en información del mensaje para ver a qué hora se han leído. Compulsión a la hora de comprobar si su menajes han entrado con doble tic o no.
  5. Celos si se trata de la pareja. También se aumentan las fotos de los demás contactos para visualizarlas bien y se usan para ponerse uno mal.
  6. Se escucha llegar mensajes cuando no es así. Esto se conoce como el Síndrome de Vibración Fantasma.
  7. Las emociones negativas ligadas a esta adicción son la culpa, el aburrimiento, la autocrítica, la tristeza, la ansiedad.
  8. El síndrome de abstinencia se caracteriza por la ansiedad, irritabilidad, pensamiento obsesivo, hay una interferencia en la capacidad de adaptación del sujeto y  la existencia de esfuerzos sin éxito por limitar el uso de esta tecnología. Los adictos al WhatsApp presentan episodios de agresividad, y de violencia si se les priva del teléfono.

Para desarrollar esta adicción,  son factores de riesgo entre otros, una personalidad vulnerable, débil cohesión familiar, recursos psicológicos defectuosos, carencia de afecto, baja autoestima y pobreza de relaciones sociales. Algo irónico cuando hablamos de WhatsApp, y es que se pueden establecer relaciones irreales.

 

 

Se deja de tener vivencias para contar que estás haciendo NADA. No se aprovecha el momento porque no se está realmente en ese momento. Se deja de estar. La comunicación no verbal se pierde y no es posible sustituirla por emoticonos. Por eso está bien como herramienta, pero no como única forma de comunicación

Los peligros de esta adición además son el aislamiento, la interferencia en el proceso de madurez, la inadaptación social, la desconexión emocional, el desarrollar otras adicciones, la pérdida de lenguaje y la incultura.

Tampoco ayuda el modelo social que se transmite ahora mismo y es que su consumo es abusivo, no hay mas que verlo. Esta sociedad vive mirando hacia abajo, hacia el móvil. No hace falta tener una predisposición a la dependencia de las tecnologías de la comunicación, sino que se puede pasar de forma progresiva del uso al abuso y de ahí a la dependencia.

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