La nicotina y sus efectos
La nicotina es uno de los componentes más adictivos que contiene el tabaco. Pero ¿qué es la nicotina? y ¿qué efectos produce en nuestro cerebro? En el post de hoy hablaremos de la nicotina y sus efectos.
¿Qué es la nicotina?
Hay más de 7,000 sustancias químicas en el humo de los productos de tabaco. De éstas, la nicotina es el principal componente adictivo del tabaco.
El hábito de fumar cigarrillos es el método más popular de consumo de tabaco. Sin embargo, también se ha visto un aumento en la venta y consumo de productos de tabaco sin humo, como el tabaco en polvo (rapé o “snuff”) y el tabaco de mascar. Estos productos sin humo también contienen nicotina, así como muchas otras sustancias químicas tóxicas.
El cigarrillo es un sistema de alta ingeniería con un diseño sumamente eficiente de suministro de la droga. Al inhalar el humo de tabaco, el fumador promedio consume entre 1 y 2 mg de nicotina por cigarrillo.
Cuando se fuma el tabaco, la nicotina llega rápidamente a sus niveles máximos en el torrente sanguíneo y penetra en el cerebro:
- Personas que inhalan el humo
Un fumador típico inhala 10 veces a lo largo del periodo de 5 minutos en que el cigarrillo está prendido. Es así como una persona que fuma una cajetilla y media (30 cigarrillos) por día, recibe 300 inhalaciones de nicotina diarias.
- Personas que no inhalan el humo (fuman pipas o cigarros y los que consumen tabaco sin humo)
La nicotina se absorbe a través de las membranas mucosas y alcanza los niveles máximos en la sangre y en el cerebro más lentamente.
Después de haber sido expuesta a la nicotina, la persona recibe un estímulo causado en parte por la acción de la droga sobre las glándulas suprarrenales que resulta en una descarga de adrenalina. El “rush”, es decir, la sensación inicial intensa debido a la adrenalina estimula al cuerpo y causa un aumento en la presión arterial, la respiración y la frecuencia cardíaca.
Efectos de la nicotina en el cerebro
Las investigaciones muestran cómo la nicotina actúa sobre el cerebro para producir varios efectos.
- La nicotina activa los circuitos del cerebro que regulan los sentimientos de placer, también conocido como las vías de gratificación.
- Aumenta los niveles de dopamina en los circuitos de gratificación.
Una de las sustancias químicas clave en el cerebro implicada en el deseo de consumir la droga es el neurotransmisor dopamina.
Esta reacción es similar a la que se ve con otras drogas de abuso y se cree que es la causa de las sensaciones placenteras que sienten muchos fumadores.
Para muchos de los consumidores de tabaco, los cambios a largo plazo en el cerebro inducidos por la exposición crónica a la nicotina resultan en la adicción a la misma.
Las propiedades farmacocinéticas de la nicotina también aumentan el potencial para su abuso. Cuando se fuma un cigarrillo, hay una distribución rápida de la nicotina al cerebro, llegando la nicotina a su nivel máximo en los primeros 10 segundos de haber sido inhalada.
Sin embargo, los efectos agudos de la nicotina se disipan rápidamente en conjunto con las sensaciones de gratificación asociadas, lo que hace que el fumador continúe dosificándose repetidamente a lo largo del día para mantener los efectos placenteros de la droga y evitar el síndrome de abstinencia.
Síntomas de abstinencia de la nicotina
- la irritabilidad
- los deseos vehementes por la droga (“cravings”)
- un déficit cognitivo y de atención
- las perturbaciones en el sueño
- el aumento del apetito.
Estos síntomas pueden comenzar a las pocas horas después de haber fumado el último cigarrillo, haciendo que las personas vuelvan a fumar. Los síntomas llegan a su punto máximo en los primeros días después de haber dejado el cigarrillo y se pueden aplacar en unas pocas semanas. Sin embargo, para algunas personas los síntomas pueden durar meses.
Mientras que el síndrome de abstinencia está relacionado con los efectos farmacológicos de la nicotina, muchos factores conductuales también pueden afectar la severidad de los síntomas de abstinencia.
Para algunas personas, el hecho de sentir, oler o mirar un cigarrillo, así como el rito de obtener, manipular, encender y fumar el cigarrillo, están asociados con los efectos placenteros de fumar y pueden empeorar los síntomas del síndrome de abstinencia o exacerbar los deseos por fumar.
Aunque las terapias de reemplazo de la nicotina como el chicle o goma de mascar, los parches o los inhaladores, pueden aliviar los aspectos farmacológicos del síndrome de abstinencia, a menudo los deseos por el cigarrillo perduran.
Mientras tanto, las terapias conductuales ayudan a los fumadores a identificar los factores ambientales que inducen el deseo poderoso (“cravings”) por el cigarrillo de manera que puedan emplear estrategias para prevenir o mitigar los deseos.
¿Es adictiva la nicotina?
Sí. La mayoría de los fumadores utilizan el tabaco regularmente porque están adictos a la nicotina. La adicción se caracteriza por la búsqueda y el consumo compulsivo de la droga, a pesar de las consecuencias negativas para la salud.
Está bien documentado que la mayoría de los fumadores consideran el uso del tabaco un hábito dañino y expresan el deseo de reducir o descontinuar su uso. Cada año casi 35 millones de fumadores tratan de romper el hábito, pero desgraciadamente, más del 85 por ciento de los que tratan de dejar el hábito sin ayuda recaen, la mayoría en una semana.