Patología dual y su tratamiento
La patología dual representa la coexistencia de dos situaciones clínicas: la presencia de un trastorno mental por un lado (depresión, ansiedad, trastorno bipolar, psicosis, TDAH, trastornos de personalidad…), y por otro, el uso patológico de sustancias tóxicas. En el post de hoy explicamos que es la patología dual y cual es su mejor tratamiento.
¿Qué es la patología dual?
El aumento del consumo de drogas de las últimas décadas ha dejado tras de sí verdaderos estragos en la salud mental de estas personas. Hoy en día, seis de cada diez drogodependientes padecen, además, otro trastorno mental asociado. A esta comorbilidad de trastornos se la conoce como Patología Dual, es decir presencia conjunta de una adicción y un trastorno mental.
- Por un lado, las adicciones pueden ser a sustancias como el tabaco, el café, alcohol, analgésicos o aquellas no integradas como el cannabis, los estimulantes, (cocaína, anfetaminas, etcétera) y los opiáceos. También se incorporan adicciones comportamentales como la ludopatía y los trastornos alimenticios.
- Y, por otro lado, los trastornos mentales en la patología dual hacen referencia a trastornos de ansiedad, (trastorno ansiedad generalizada, ansiedad social, etcétera.), trastornos del estado de ánimo, (depresión, trastorno bipolar, etcétera.), trastornos del espectro de la esquizofrenia y la psicosis, Trastorno Déficit Atención e Hiperactividad (TDAH), y diferentes rasgos y trastornos de personalidad (antisocial, límite o boderline, esquizotípico, evitativo y obsesivo, fundamentalmente). Además de los trastornos de la conducta alimentaria.
No se puede afirmar, sin embargo, que el trastorno mental es consecuencia de la adicción, sino que se presentan conjuntamente. Puede ser debido a una vulnerabilidad genética que se activa con los factores ambientales o experienciales del sujeto (ante el consumo continuado de drogas), por ejemplo.
Sin embargo, hay un grupo de afectaciones que deben ser excluidas de la consideración de la Patología Dual, como son todas aquellas reactivas y transitorias, por ejemplo: cuadros reactivos por intoxicación, y cuadros reactivos por efecto del síndrome de abstinencia a determinadas sustancias.
Perfil de la persona con patología dual
Las personas con patología dual son enfermos crónicos. Se les conoce como pacientes de «puerta giratoria», ya que entran y salen de hospitales y centros de rehabilitación sin llegar a encontrar bien su espacio.
El 80% de estos pacientes son hombres, solteros (58%), con una edad media de 37 años, que conviven con sus familias de origen (45%) y que están laboralmente activos (43%).
¿Cómo surge la patología dual?
El trastorno de personalidad es el que más frecuentemente se asocia al consumo de sustancias. Seguido de él, los intentos de suicido, episodios maníacos, trastornos de ansiedad y episodios depresivos suelen asociarse al trastorno por uso de sustancias para configurar la existencia de patología dual.
La patología dual surge mediante dos vías:
- Personas con trastorno psiquiátrico previo que se inician en el consumo de sustancias para aliviar sus síntomas.
- Personas sin trastorno mental previo que desarrollan una psicopatología debido al consumo de sustancias y a su vulnerabilidad individual.
Tratamiento de la patología dual
En la mayoría de los casos, cuando se consulta con un especialista en patología dual es porque la situación ya se ha convertido en insostenible para la convivencia familiar y para la vida del sujeto
En el tratamiento de la patología dual es imprescindible contar con un equipo multidisciplinar, que dispense un tratamiento global, para conseguir buenos resultados. Tratar los distintos trastornos que presenta la persona de forma independiente no ha dado buenos resultados en las distintas investigaciones llevadas a cabo.
Los factores de riesgo para la recuperación de la persona serían: el deterioro de la situación psiquiátrica que pone en riesgo la situación de protección frente al consumo, y a la inversa: el consumo provocará un deterioro psiquiátrico significativo y la dependencia podrá dar lugar a una progresiva erosión.
Además, la conducta de consumo de sustancias puede considerarse una forma de automedicación para el trastorno psiquiátrico. Consecuencia de esto es que los individuos con trastornos psiquiátricos determinados escogen con frecuencia y, de forma preferente, sustancias concretas que eliminan o alivian una determinada sintomatología. El consumo de sustancias puede constituir un mecanismo de afrontamiento, aunque éste pueda ser desadaptativo.
Por otro lado, se presenta un menor cumplimiento terapéutico por parte del paciente, mayor tasa de recaídas y hospitalizaciones, aumento de la agresividad (hacia sí o hacia otros), mayor incidencia de problemas legales y sociales (menor apoyo sociofamiliar, desempleo, adopción de roles sociales “marginales” …)
Por todo lo anteriormente dicho, la mejor intervención en un caso de patología dual sería la de un modelo integrador, el cual nos permite abordar el diagnóstico y el tratamiento de pacientes en los que concurren no solo trastornos psiquiátricos con adicciones a drogas si no cada vez de forma más frecuente con comportamientos adictivos no relacionados con sustancias.
El tratamiento integrado
El paciente recibe un tratamiento especializado a nivel técnico que aborda globalmente su cuadro dual. Se forma un Equipo Técnico Multidisciplinar para responder a las necesidades del paciente. Se generarán alternativas de tratamiento adaptadas a cada momento del proceso.
El tratamiento de ambos trastornos se efectuaría por un mismo profesional clínico o dentro de un único programa. Sería un modelo a medio-largo plazo insertado en un proceso de rehabilitación Psicosocial y con una evaluación diagnóstica rigurosa, que incluya: psicoterapia individual, grupal y familiar, tratamiento psiquiátrico-farmacológico, técnicas cognitivo-conductuales, entrenamiento en habilidades sociales, resolución de problemas, desarrollo de estrategias de afrontamiento, modificación de cogniciones erróneas, modificación de conductas que mantienen el consumo o intervienen en el trastorno mental de base, psicoeducación y controles toxicológicos.
A pesar de las dificultades que entraña este diagnóstico, nunca deberíamos dar a un paciente y menos a una persona la etiqueta de caso perdido, utilizando un buen tratamiento, siempre hay esperanza de una mejora de la calidad de vida de la persona y de la minimización de riesgos y exclusión social.
Conclusiones
Muchos expertos han dado la voz de alarma en estos últimos años por el descenso en la edad de inicio del consumo de sustancias de abuso, que en España se establece en trece años. Las consecuencias de este contacto precoz con cannabis, alcohol o cocaína pueden ser devastadoras en el cerebro y el comportamiento de los adolescentes. Este consumo precoz puede derivar en una enfermedad mental grave como la esquizofrenia, el trastorno bipolar o tendencias suicidas.
A pesar de la que la evidencia científica señala cómo la probabilidad de padecer un trastorno mental aumenta si se consumen drogas, cada vez hay más drogas y también más consumidores. Doscientos cincuenta millones de consumidores en todo el mundo, según el último informe de Naciones Unidas.
“Lo imposible sólo tarda un poco más”