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¿Cuándo se pasa de un consumo excesivo a una adicción?

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La adicción es una enfermedad progresiva. Atraviesa unas fases hasta desarrollarse completamente. La adicción es una enfermedad grave que una vez aparece, no tiene cura. El consumo abusivo, se puede detener y tratar la dependencia. Por eso, es mejor saber cuándo se pasa de un consumo excesivo a una adicción, y poder actuar a tiempo.

 

¿Cuándo se pasa de un consumo excesivo a una adicción?

No se sabe exactamente en qué número de consumo se pasa de tomar en exceso una sustancia o droga a ser adicto. ¿En qué momento se pasa de consumir mucho algo a estar enganchado?

Todo el que abusa de algo en un momento no se convierte en adicto. Pero sí el que sufre por consumir. Esta parece ser la clave, el sufrimiento.

Las personas no dependientes, pueden abusar en momentos concretos del alcohol y nuestra sociedad es un buen ejemplo. Pero deciden ellos. Ellos deciden si quieren emborracharse o colocarse un día o no. Puede que por los efectos inmediatos del alcohol o de una droga concreta, un día se les vaya más la mano que otros. Pueden haber desarrollado tolerancia, pero no una total dependencia, quizá física.

Al día siguiente tienen resaca o puede que ya se detecte un deterioro en sus actividades diarias. Pero no les provoca un sufrimiento continuo. A la persona que ha desarrollado la dependencia, sí. La dependencia implica una pérdida de libertad en el individuo para decidir cuándo consumir y cuándo no consumir.

 

¿Cuándo se convierte la dependencia en adicción?

Se pierde el control sobre cuándo empezar o cuándo parar. Cuando uno consume mucho, hay días que puede decir que no. La persona adicta no va a decir no. Si sale consumirá y si no sale, sustituirá por otra sustancia o fármaco en casa. Los no adictos, al día siguiente tienen resaca, pero no ganas de suicidarse.

 

Hay que estar atento a las señales:

  1. Cuando la droga o el alcohol ya no da placer. Ya no divierte, no calma, no alivia.
  2. Cuando el comportamiento adictivo se transforme en hábito y causa sufrimiento. El sufrimiento viene de sentirse atrapado y no darse cuenta. La pérdida de libertad le hará hacer cosas que puede que no quiera. El impulso incontrolable de la dependencia, le hará repetir además el comportamiento.
  3. Cuando la imposibilidad de controlarlo y el impulso que lleva al consumo sea el objetivo de cada día, una habitualidad. Ya hay una modificación del sistema de recompensa, que está dañado. Su cerebro tiene una necesidad de droga que le hará buscarla obsesivamente.
  4. Cuando se esconde para consumir. Aislarse o consumir a escondidas es muy significativo de que ya no es sólo un consumo excesivo.  Hay ya una consciencia de que está haciendo algo que no debería hacer. Lo que pasa es que el trastorno anula la capacidad de enfrentarlo en la mayoría de ocasiones.
  5. Cuando no se puede parar aunque se esté perjudicando la salud física.
  6. Cuando no se puede parar aunque se esté perjudicando la salud mental.

 

Llega un momento en que uno está psicológicamente mal. Puede que deprimido, porque se sienta solo, no se tiene ganas de nada, se siente una victima. Quizás cansado de vivir en ese espiral.

 

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O todo lo contrario, histérico, porque se haya tenido una pelea o porque el sistema nervioso está tan alterado que se tienen pequeños ataques por cualquier detonante. Incluso puede que esa persona se haya autoagredido o que haya hecho daño a terceros.

Aún así se llama al camello o va al cajón donde guarda las drogas o se compra esas botellas para bebérselas.

Y entonces se calma momentáneamente. Realmente se cree que está mejor, pero es que ya tiene las drogas. Su cabeza le da un respiro porque ya sabe que va a consumir. Y hasta se le olvida el día que ha pasado y hasta se le olvidan los pensamientos que su cabeza le mandaba de que no está bien.

Hasta que toque parar y empiece otra vez el mismo infierno. Porque los signos de que no puede estar sin la sustancia le hacen la vida imposible.

Y se sigue consumiendo aunque los problemas alrededor vayan creciendo.

Se repite una conducta que tiene una influencia directa negativa en la salud mental, en las relaciones de la persona, en casa, en el trabajo y hasta en su entorno.  

  • La adicción no perdona Se drogará en situaciones donde no pega
  • La adicción no descansa. Se consumirá aunque uno no pueda físicamente y si se hace un parón, es para después tomar mejor
  • La adicción no tiene vacaciones porque la cabeza no para de pensar en lo mismo. Se está obseso y compulsivo

Si tienes dudas sobre si esa persona tiene una adicción, consúltalo con nosotros. Podemos ayudarte a diagnosticar la enfermedad de adicción.

 

 

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